Vivir sin miedo

Hoy veo más triste mi reflejo en el espejo que suelo mirar al despertar 
no es el espejo, no es la tristeza, son tantas cosas que hoy ya no hay
es el recuerdo de todo aquello que fue tan mío y que hoy se va
se difumina como la nubes que llueven mucho y luego no están.

He perdido en el camino tantas cosas y otras tantas he dejado atrás
y no me he quedado vacío pero en el intento, probé de lo que daña más
días completos de ausencia, olvidado, conservando traumas en el diván
recuerdos acumulando, el cruel juez señalando y ni hablar de despertar.

La indiferencia y esta soberbia son bélicas armas que creí usar
me dejan chueco, ellas me usan, me quedo solo y sin esa paz
apuesto todo lo que he tenido y lo que no tengo por realmente estar
y no se cumple y yo me derroto por creer resuelto lo que no está.

Por dar por hecho, vivir durmiendo y siempre sólo pensar en los demás
sólo no veo, que todo es juego, que ayer no existe y que debo soltar.
Es nada el miedo y es este instante, una mala mano que algo me da
es real la vida, sólo no es fácil, callar la mente y esta costumbre de juzgar. 

No soy lápida de nadie; ni de sus sueños, ni de su vida; sólo paré de intentar,
de hablar yo siempre, ser mi verdugo y mis propios sueños siempre ignorar.
Hoy quiero traerlos del fondo de las ruinas de palabras que aprendí a callar 
que un día decidí no contarle a alguien. Hoy asumo mi responsabilidad.

Basta de culpa, basta de drama y de inocentes y de no estar
si mal he hecho se que no es cierto que sólo eso pude brindar
hay días tan buenos, como los malos y los recuerdos han de pasar
a ser pasado, ser ignorados, pues no son buenos, tampoco mal

Sabe a culpa estéril y a un terco trago amargo este momento
el sitio que construí en mí para poder vivir contigo dentro,
en ausencia lo evado y me olvido de ese lugar y del recuerdo.
En presencia veo, confronto y saboreo todo lo que siento.

Ser sólo es ser; ver lo que es, amar sin temer; vivir sin miedo.